Allá por febrero de 2018, Ornella fue protagonista de una hermosa sorpresa en el Club Atlético Lanús. ¿El motivo? Nadie se lo había revelado hasta que se encontró con el momento más emocionante:
“Fui al club Lanús sin saber por qué. Cuando llegué, me mostraron todo, entré a la cancha y, de sorpresa, me regalaron una mesa Robbina”.
Desde entonces, su Mesa Robbina es una gran aliada:
“Sigue intacta, con mi nombre, y la uso para todo: hacer tareas, escuchar música o usar la compu”
Así Orne se convirtió en la primera persona en recibir una Mesa Robbina, hecho que quedó grabado en la memoria de todos y teñido de un fuerte color granate. Pasados ya siete años de aquel momento, Orne está a un paso de iniciar su vida universitaria, y para conservar el “granate” de sus venas, será en la Universidad Nacional de Lanús.
Ornella nació en Banfield, pero su corazón siempre latió con los colores granates del Club Atlético Lanús. Desde muy chica, se convirtió en hincha entusiasta de Lanús por elección propia, a tal punto que uno de sus sueños era conocer la cancha.
A los once años, recibió su primera camiseta oficial del tricampeón 2017 y poco después cumplió el anhelo de pisar el estadio. En ese mismo momento, recibió una Mesa Inclusiva Robbina (la primera de todas), gracias a una acción solidaria coordinada por Dario Subat y Gustavo Zuviria junto a la Fundación Club Atlético Lanús.
Desde aquel momento, mantuvimos contacto con ella y su familia. Y hoy, luego de siete años de conocerla, nos comparte su recorrido educativo, el paso por la primaria, la secundaria y el inicio de su nueva etapa universitaria.
La etapa de la primaria no fue sencilla para Orne. Inició su educación en un colegio religioso que, lejos de ofrecerle una experiencia placentera, se convirtió en un ámbito de dificultades.
“Se burlaban por mi silla y no me incluían en nada”.
Esa exclusión constante afectó su autoestima y su salud, al punto de enfermarse de manera frecuente:
“Me enfermaba mucho porque no quería ir al colegio”
Ese contexto la llevó a plantear junto a su familia la necesidad de buscar un entorno más empático.
El testimonio de Ornella deja en claro que no solo sus pares tuvieron actitudes negativas, sino que algunos adultos de la institución tampoco supieron acompañarla. Aun así, hubo excepciones, como ella nombra a su maestra Marcela (foto), quien siempre la recibió con los brazos abiertos. Fue ese apoyo, sumado al de su familia, y equipo profesional, lo que impulsó a un cambio de escuela para seguir adelante y buscar vivir la experiencia educativa que realmente merecía.
Después de tanta incertidumbre en la primaria, Ornella encontró su lugar en la secundaria de Colinas Verdes. El contraste con su colegio anterior fue inmenso.
“Me incluyeron desde el primer día. No importó la pandemia, hice amigos que tengo hasta hoy”
En lugar de ser señalada por usar una silla de ruedas, encontró un grupo de compañeros y docentes que la valoraban por quien era. Este cambio de ambiente coincidió con el inicio de la pandemia, lo que supuso clases virtuales y nuevos métodos de estudio.
“Arranqué y, a los pocos días, llegó la pandemia, pero mis compañeros me hablaron siempre. Me sentí re incluída”.
La calidez humana superó las barreras de la virtualidad, y Ornella vivió sus años de secundaria con una sonrisa renovada, y una salud impecable.
Fue en la institución “Colinas Verdes” de Lomas de Zamora, donde sus compañeros y docentes, le permitieron desplegar sus alas y vivir una hermosa etapa educativa.
Uno de los recuerdos más brillantes de su etapa escolar es su viaje de egresados a Bariloche. Ornella lo describe como el cierre perfecto de esa nueva vida escolar en la que sí se sentía parte.
“Me mandaron todo adaptado: transfers, actividades… y conocí a Lauty Gram, un cantante que me encanta. Me abrazó, me habló y me preguntó cómo estaba”
Fue un cierre de ciclo donde la diversión y la accesibilidad se combinaron para darle momentos inolvidables.
Ornella celebra que la empresa responsable del viaje (Baxter) se encargó de adaptar cada detalle para su comodidad. Este gesto reafirmó su convicción de que con voluntad y planificación, se pueden crear experiencias memorables.
Bariloche se transformó así, en el broche de oro para despedirse de la secundaria de la mejor manera.
Con la etapa escolar concluida, Ornella dio el siguiente gran paso: inscribirse en la Universidad Nacional de Lanús para estudiar Nutrición.
“No tenía idea de qué seguir hasta que hice un test vocacional. Me salió Nutrición y me encantó”
La ironía de volver al ámbito granate no se le escapa, y le despierta una mezcla de nervios y entusiasmo. Las clases, los horarios universitarios y el ritmo de estudio representan un desafío que está decidida a enfrentar.
Para ella, la UNLa significa una oportunidad para crecer en lo académico, pero también para forjar amistades nuevas y expandir su mundo. Sabe que al principio todo puede parecer distinto, pero espera con ansias que esta nueva aventura sea el comienzo de un camino lleno de aprendizaje y sueños cumplidos.
Con tan solo 18 años, Ornella ya piensa en el próximo paso, que es insertarse en el mundo laboral.
“Estoy buscando algo que me incluya, mejor si es presencial para salir un poco de casa”
Esa motivación por la independencia la impulsa a imaginar cómo podría combinar sus estudios en Nutrición con un trabajo que le permita ganar experiencia y confianza. Una de sus metas más importantes es tener un círculo amplio de amigos en la facultad, compartir vivencias y ganar autonomía.
“Quiero tener amigos en la facu, que me vaya bien y poder trabajar”
Sin duda Orne supo revertir los desafíos que tuvo en la escuela primaria, para desplegar su mejor versión en la secundaria y hoy estar, con una determinación impecable, dando sus primeros pasos construir su futuro profesional en la universidad.
Si hay algo que Orne aprendió en todo este recorrido, es que la inclusión real implica mucho más que intenciones superficiales. Se necesitan rampas bien construidas, baños adaptados, materiales de estudio adecuados y, sobre todo, docentes y directivos capacitados.
“Rampas bien hechas, baños adaptados y, sobre todo, que los profes, directivos y compañeros, estén predispuestos para recibir a personas con discapacidad”
Para ella, la calidez humana y la empatía son tan necesarias como la infraestructura. La historia de Ornella refleja que, cuando las instituciones y las personas se involucran de verdad, los resultados pueden ser maravillosos. Su paso por la primaria le mostró lo que no se debe hacer, mientras que la secundaria le enseñó el valor de la inclusión y la amistad.
Agradece a Robbina por esa primera mesa que hoy sigue acompañándola, y espera que su testimonio ayude a que otras personas vivan la inclusión no como un favor, sino como un derecho. Porque, al final, lo importante es tender puentes para que nadie se quede fuera del camino a sus sueños.
¡El color de la solidaridad!
— Club Lanús (@clublanus) February 27, 2018
Ornella, ferviente hincha de Lanús, hoy cumplió su sueño de conocer La Fortaleza.
¡Gracias a la #FundaCAL y #SancorSeguros pudo realizar su deseo!
Siempre, pero #SiempreGranate 🇱🇻 pic.twitter.com/NAyQ5Ofvjy
Muchas gracias por leernos!
Nos vemos en la próxima edición de RobbiNotas.